SONG FOR CESAR /
CANCIÓN PARA CÉSAR
…fue cuando Cesar me dio un hermoso lapo
“¡Ushunko!; que haces haciendo dos proyectos cuando es solo uno”
Mi padre me llevaba al colegio todos los días, mi espacio era lado derecho de sus sueños, dentro de un carro rojo que recorría medio lima para poder llegar a Barranco. En aquel carro todo estaba ordenado, me acuerdo hasta de las calcomanías, pero el día a día eran las canciones que sonaban mientras el los cantaba. El huayno me saludo desde muy niño enseñándome la libertad de mis abuelos, de mis padres, de toda mi familia mientras zapateaban en frenesí recordando a Palca, recordando a Cusco.
El sonido y el aire de los andes siempre rodeaba los lugares donde viví, las historias y anécdotas siempre tenían y aun tienen el aroma del café. No soy músico, ni caficultor; pero el violín, el acordeón, la tinya, el charango, la guitarra fueron mis cuentos que mis padres me contaban antes de irme a dormir.
El árbol posee un sonido cuando crece y las manos que trabajan la tierra muchas veces obsequian canciones que nace de las entrañas de su propia historia, de sus alegrías, de sus tristezas y lo comparten con el universo. Es por eso que decidí recorrer Argentina, México y mi país, buscando esas canciones, esas historias.
En pocos meses que tiene este proyecto, conocí a un hermano Chamula en Chiapas, conocí a un hermano porteño que me presento a su Catalina, conocí a un hermano en Jauja que bailaba con las estrellas, con los demonios y a un hermano en Cusco que le cantaba a su nevado.
Mi madre siempre me decía “ escucha el sonido de ese árbol, esta creciendo, esta conversando no solo con los otros arboles, sino contigo”
Cesar me decía: “reunámonos pronto para definir aportes a tu ruta insondable por el ciclo vital del imaginario nacional, necesitamos a todos para seguir avanzando con sensibilidad y sinceridad, ando muy motivado con tu chamba, pongamos en papel las entrevistas y personajes que vamos a visitar, de una buena vez!! Apuraaaa Ushunko!!!”
“Canción para Cesar” no es un homenaje, no es un recuerdo. Es simplemente la historia de un querido amigo que me acompaña. Es simplemente una canción que le quiero cantar.
Lima, 19 de mayo de 2017
Ushunko
PD: el proyecto lo pretendo finalizar junto a Cesar para el 2019.
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Querido Rudolph:
Seis años consecutivos que retorno de la misma acción a la misma convicción… nuevamente hoy, tras el regreso de peregrinar acompañando a miles de miles de campesinos y representantes de naciones terrenales y cósmicas, danzantes y cantantes entrelazados rítmica y asintónicamente, desplazándose en todos los sentidos sin por ello desencontrarse, a casi 5,000 metros de altura, durante varios días en La Fiesta del Q'oyllur Riti en Cuzco, volví al mismo punto...
hace muy poco tiempo comprendí a cabalidad que mi sino en la vida no era ser el devoto peregrino de absolutamente nada, sino un “compañero” de peregrinos... esa actual convicción me ha acompañado, como la música y la poesía, desde siempre pero de manera inconsciente… en las faldas del apu Sinakara me tocó experimentar la totalidad sonora que ningún oído humano creo pueda registrar diferenciadamente: una simultaneidad asintónica y asincrónica, una densa superposición de sonidos que miles de cuerpos enérgicamente expresivos, le dicen al universo todo, de su fortaleza más allá del deshielo, más allá de la imposibilidad de la sobreviviencia de un nosotros como especie...
“Somos los últimos hombres y mujeres de un mundo ya extinto” me gritan sus cuerpos danzantes, cantantes y gritantes… ese mundo tenía en el agua y en sus ciclos, la posibilidad de la articulación del todo en la eterna pervivencia de la muerte de un ciclo para el nacimiento de otro renovado que nos impulsara a poder continuar… “en este mundo ya todos están muertos”… y sin embargo este terco grupo estructurado en naciones cuya territorialidad se cimienta en tiempos previos a la conquista española, están en guerra abierta, contra la muerte, y todos sus entusiastas agitadores, anunciadores y corifeos…
“Salvarnos con la música de la ilusión de la muerte”… es la consigna que subyace, esa vibración que colectivamente nos impulse tercamente a intentar renovarnos para ser nosotros siendo otros, o como debería entenderse: un nuevo nosotros…
“Tocar la música con la vibración del trazo superficial”… allí radica tu pertinaz intento querido Rudolph; y la fotografía lo media, y el video lo soporta y el encuentro fraterno lo posibilita y el respeto humilde lo impulsa más allá de cualquier certeza.
Depositar y retirar del plano materia; crear sombra y luz, que testimonian un espíritu anterior al que finalmente puebla esa nueva superficie. ¿Puede haber algo más riesgoso?, tal vez sí, pero este nuevo riesgo de luz y sombra pura y dura es la dimensión de tu apuesta, allí concurren esa infinidad de sonidos de los que daba cuenta el simultáneo tañir de instrumentos de viento y de percusiones, y de voces, infinitas voces diciendo adios, adios… adios, adios…
Esa canción para un amigo, que te hablaba y hablaba, a todas y a todos los que estuvieran dispuestos a escuchar, cobra sentido en una última acción: pasar de escuchar y escucharse, a pronunciarse…
César se fue, la vibración asintónica reverberando en muchos yos entrelazados y contralazados sobrevive… si se recuerda y re-toca con convicción resonará, como una imagen nueva que porta el recuerdo de otra cosa, que esta presente más allá de la mera representación de lo que inicialmente fue…
“todos ya estamos muertos”…
“y sin embargo una secreta alegría me conforta y la certeza de que otro mundo existe por encima de las miserias cotidianas, y que a pesar del frío granputeante y del deshielo inmisericorde del Apu Sinakara, la vida discurre y discurrirá destructo-creativa libre e incontrolada después que todos nosotros hayamos partido al viaje sin retorno. Salud (sin deshielo).”
Cae el sol, abrazo Uchunko querido. Tu hermano Alfredo se despide.
Cusco, miércoles 14 de junio de 2017.